Scivias

Scivias

Estructuras y Procesos. Religión

Por Hildegarda de Bingen

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Sinopsis

Casi nueve siglos han transcurrido desde que empezó a difundirse en toda Europa el texto de Scivias. Conoce los caminos de Hildegarda de Bingen, «un sencillo ser humano» como se define a sí misma. En este texto, que se traduce por primera vez al español, están recogidos la apasionante trayectoria vital de su autora y todos los saberes de su época. El Scivias aparece a mediados del siglo xii y se convierte en texto esencial en toda Europa hasta la Summa Theologica de Tomás de Aquino, más de un siglo después. La obra está marcada por el dinamismo y el carácter concreto de sus visiones, que son de una increíble riqueza. Son rasgos especialmente significativos del texto la importancia atribuida a los sentidos como fuente de conocimiento y de comunicación con los otros, y su carácter musical, basado en el campo semántico de las palabras, que adquieren una especial relevancia; el propósito de aludir a todas las connotaciones de los misterios para Hildegarda de Bingen la experiencia mística es algo que debe ser comunicado, como un «clamor», cuyas correspondencias son amplias e intrincadas, determina un peculiar estilo de relaciones, variaciones, resonancias y ecos que se dan a lo largo del texto. En una época en la que prevalecían las descripciones misóginas heredadas de Teofrasto y san Jerónimo, la obra de Hildegarda supone una alternativa a los esquemas tradicionales: yendo más allá del marco de la analogía, integra el elemento femenino en su teología y trata de superar el discurso masculino sobre Dios y los valores tradicionales atribuidos al hombre y la mujer, otorgando un papel mucho más positivo a ésta.

Hildegarda de Bingen

La abadesa de Bingen es una de las mujeres más representativas de la Edad Media occidental, con una gran influencia en la historia de su tiempo. Ofrece un ejemplo excepcional de lo que una mujer podía realizar en el siglo xii, tanto en el plano de la acción como en el de la vida religiosa, científica y artística. Su figura se impone por la cualidad de sus experiencias, por su curiosidad científica y por su energía reformadora. Fue una mujer culta (conocedora de Lucano y Cicerón), una de las místicas más importantes de todos los tiempos y, además, compositora, poetisa, conocedora de las plantas y animales (identificó una cuarentena de peces que vivía en los ríos próximos a su convento), observadora de los fenómenos naturales, de los caracteres y enfermedades humanas, interesada por los mitos cosmológicos, las fantasías y los símbolos del mundo. Rompió las barreras morales y físicas de su época al fundar su propio monasterio en un siglo en el que las órdenes femeninas dependían enteramente de su alianza con una orden masculina a la que se sometían. Siguió con gran atención los movimientos políticos y espirituales de su tiempo, manteniendo una abundante correspondencia con papas, emperadores, obispos, abades, en la que reclamaba valientemente atención a sus propuestas de reforma y en la que denunciaba la corrupción y la simonía.